Nuestra postura cuenta

Padres e hijos … nuestra vida comienza aquí, en esta relación, nos la transmiten nuestros padres, ellos son nuestra puerta de entrada a este mundo, donde hay un aquí y ahora.

Durante muchos años, nos enfocamos en la insatisfacción y dureza que sentíamos cuando éramos más jóvenes y sin darnos cuenta, nos quedamos allí durante décadas, buscando alguna solución en el pasado y la infancia, como en las películas de dibujos animados en las que, de repente, hay es una luz, una magia, una solución y todo está bien.

Pero en esta dimensión en la que vivimos, esa solución y magia que anhelamos no viene del exterior, al contrario, se encuentra dentro de nosotros e impacta toda nuestra realidad exterior. Y para encontrar y seguir este camino de solución interna, se nos pide, entre otras cosas, dejar el pasado en el pasado, respetarlo, situarnos en el estado adulto que habita el presente y a partir de ahí, replantear todo: nuestra visión. , nuestra historia, nuestro pasado, nuestro presente, nuestra misión, nuestro propósito. Replanteemos qué, quién y cómo.

Esta postura adulta es la única que nos permite liberarnos de lo que ya no se puede cambiar y donde podemos asentir a lo que fue. Asintiendo desde nuestro lugar, a veces con dolor es cierto, pero también pudiendo asumir nuestra capacidad de decisión y transformación, liberándonos de nuestras expectativas frustradas, nuestras quejas y enfocándonos en donde está nuestra máxima fuerza y capacidad creativa: en el presente. En el ahora. Con todo lo que somos y tenemos. La vida nos invita a actuar con lo que tenemos, prescindiendo de lo que nos gustaría tener y así hacer uso de nuestra capacidad creativa.

Solo conquistando la humildad para vivir la realidad hoy, podemos crecer, desarrollarnos y encontrar en cada paso, la solución que buscamos.

Nuestra primera actitud consciente, nuestra primera postura consciente de fluir con la vida o negarla, de actuar o quejarse, influirá directamente en el peso, haciéndolo más ligero o más pesado. Esta decisión nuestra está influenciada por el legado que recibimos de nuestra transgeneracionalidad y por la forma en que vemos, pensamos y creemos. Y así, afecta la forma en que actuamos. Por eso, saber vivir en la práctica las leyes de la vida captadas por Bert Hellinger y posteriormente denominadas por Brigitte Champetier de Ribes “Las Fuerzas del Amor”, en homenaje a este gran filósofo, es una gran clave para expandir nuestro mundo, ganar fuerza para nuestro desarrollo y realización en diversas áreas de la vida.

Y al transformar la vida individual, se transforma la vida colectiva. ¡Nuestra postura cuenta!

Nídia Brito da Costa

Artículo sobre Las Fuerzas del Amor

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

© 2024 | miradasistemica.com