La comprensión de las constelaciones ha evolucionado a lo largo del tiempo.
Bert Hellinger, el filósofo y visionario que dejó un legado riquísimo para la humanidad, con sus comprensiones sobre las leyes de la vida, a las que llamó los órdenes del amor, jerarquía, pertenencia y equilibrio entre dar y recibir, fue llegando a comprensiones cada vez más profundos sobre las constelaciones y lo aporta liberación y sanación.
Una de sus últimas comprensiones, es que en una constelación, el movimiento que tiene lugar libera más que la imagen final para el cliente.
Se trata del movimiento corporal que es realizado en el campo por los representantes, ese movimiento que se muestra desencadenado sin ninguna intención, emoción o pretensión. Es un dejarse mover, permitir que el cuerpo se exprese por algo que lo mueve y sin dejarse tomar por las propias emociones, pensamientos o diálogos internos. Simplemente estar centrado y abierto a sentir en el cuerpo y dejarse ir. Al servicio de quien constela y su sistema.
Cuanto más lento sea el movimiento, más sanador será. Como si estuviesemos en una meditación corporal. La calidad de la constelación depende directamente de la calidad de la representación, neutral, libre y centrada.
Este movimiento liberador también trae información para el constelado, información para ser vista, bienvenida y honrada por el cliente.
Quien asiste a la constelación en el grupo debe tener la actitud de ponerse a disposición y al servicio de la sanación de quien constela y su sistema, puede ser que algunas personas del grupo, inicialmente no elegidas por el constelador o cliente, sean tomadas para ponerse de pie y comenzar un movimiento, en representación de alguien o de un símbolo. A menudo ni siquiera saben lo que representan. No importa. Fueron elegidos por el campo. Forman parte de la constelación que está teniendo lugar.
La dinámica internas que bloquea la vida del cliente con respecto al tema traído por el cliente, se muestra en este movimiento, se expresa y es una oportunidad para tomar conciencia y acogerla en el corazón. Cada uno lo hará desde su lugar, el constelador y el cliente.
El cliente tiene la oportunidad de liberarse en el presente, un vínculo que a veces se remonta a muchas generaciones atrás, un enredo con orígenes en el pasado y efectos que bloquean su vida en el presente.
La postura del adulto del constelador y del cliente, así como el asentimiento a todo como fue y a todos como fueron, es un requisito previo para hacer una constelación y hace toda la diferencia en el proceso de liberación y sanación de ese enredo, sea más grave o menos grave. Esta postura del cliente de:
– decidir mirar el pasado con amor, reconociendo lo sucedido sin juzgar, honrando todo tal como fue, agradeciendo a todos, quizás también devolviendo lo que cargaba indebidamente por no pertenecerle y no respetarlos,
– decidir soltar el pasado, despidiéndose y agradecer y además,
– decidir elegir el presente, decidir elegir la vida.
Cuando el cliente asiente a lo que se ha mostrado, a todo como fue y es, y elige la vida, todo comienza a ser liberado y a sanar. Ese movimiento interno de reconciliación, que une lo que antes estaba separado, que incluye lo que antes era excluido, lleva a un cambio de conciencia de sí mismo y a una liberación no sólo de uno mismo sino de muchos, cambia el pasado, el presente y el futuro en ese momento. También libera a los muertos que estaban atrapados en esa situación que necesitaba ser respetada, vista, acogida y liberada.
Los representantes que se entregaron y se dieron, también recibirán sanación proporcionalmente. Todos los que se encontraban en la constelación recibirán en la medida de lo que dieron.
Una buena solución es buena para todos e involucra a todos los que forman parte. El cliente ganará en fuerza y ligereza, estando más libre, vivirá mejor.
Nídia Brito da Costa
Consteladora Familiar
Texto maravilhoso!
Muito grata querida Margarida !