El lugar de los alumnos en el aula
Con el comienzo del curso, conocemos nuevos grupos y nuevos alumnos. Es el momento ideal para establecer las normas de convivencia en el aula, marcar límites y ocupar nuestro lugar. Cuando todos ocupamos nuestro lugar, tenemos fuerza, y hay armonía en el grupo.
Este es uno, de un grupo de artículos, donde voy a exponer desde la mirada sistémica, qué está ocurriendo a un nivel profundo inconsciente en el aula, y cómo podemos actuar de forma práctica para crear vínculos con los alumnos, obtener más armonía, y hacer que mejore el proceso de enseñanza aprendizaje.
El aula desde el punto de vista de la filosofía Hellingeriana, es un sistema. Para que el sistema esté en armonía debe cumplir las Fuerzas del Amor. Las cuatro fuerzas interactúan siempre, y si una de ellas no se respeta, esto va a ocasionar malestar en el sistema.
La primera Fuerza es, decir sí a todo como es.
Nuestros alumnos actúan por amor y fidelidad a su sistema familiar. En el aula, están los alumnos y su sistema familiar, con lealtades e identificaciones a padres y ancestros. Su comportamiento, sea como sea, tiene sentido para ellos. Están actuando por amor.
Unos, serán muy movidos, se levantarán, otros, estarán en una esquina y no interactuarán, otros descarados, otros siempre malhumorados, otros obedientes y trabajadores, etc. Todos ellos movidos por el amor.
Cuando nosotros entendemos esto y los vemos desde nuestro corazón, dejamos de ver malos comportamientos, vemos el amor subyacente. Ese amor puede parecernos que les perjudica, pero es una muestra de hasta donde llega su fidelidad al sistema familiar.
Los que estudian, muestran amor a las familias, los que no estudian, también lo están mostrando.
Aceptar estos comportamientos y cambiar nuestra mirada a una mirada amorosa, sin juicios, crea la diferencia en el aula.
¿Cómo podemos actuar para cumplir la Pertenencia y la Jerarquía?
Pertenencia: Todos tienen derecho a pertenecer. Excluir a alguien, creará malestar en el sistema.
Jerarquía: El primero en llegar al sistema tiene preferencia sobre el que llega después. Si no respetamos la jerarquía, también creará malestar en el sistema.
Estas dos Fuerzas, están muy ligadas, cuando nuestras acciones respetan a las dos fuerzas, tiene como efectos traer cohesión y armonía en el aula.
Estas fuerzas se pueden observar a nivel físico, a nivel mental y emocional.
A nivel físico:
Cada alumno puede tener un sitio fijo donde ubicarse, este sitio será “su lugar”. Esto crea sensación de pertenencia. Si dejamos que cada alumno se ubique donde quiera, o permitimos que se cambien de lugar, se pierde la sensación de pertenencia.
Para fomentar la jerarquía, podemos ordenar a los alumnos según el criterio de entrada en el centro, en el grupo, por orden de inscripción, o bien por fecha de nacimiento. También puede ser una forma de ordenarlos por nombre y apellidos, suele ser el tradicional, este es un orden institucional, sugerido por la administración del centro.
Ahora, ¿cómo realizamos este orden?. Se ha observado que el orden que trae más fuerza al grupo es, el primero se sitúa a la derecha, y los restantes a su izquierda por orden de llegada.
Veamos algunas distribuciones de los alumnos en el aula siguiendo estos criterios.
En un aula con pupitres individuales, los alumnos se pueden situar de la siguiente manera.
Donde el alumno de mayor prioridad sería el 1, se encuentra delante lo más a la izquierda visto desde el profesor, y la prioridad va disminuyendo a medida que aumenta el número. Cuando se incorpora un alumno nuevo, debe ponerse detrás de los demás. El profesor se pone frene a ellos, pues él está en el primer lugar en este sistema.
En un aula en forma de círculo, el primer alumno, según el criterio elegido, se sitúa a la izquierda del profesor y así sucesivamente van girando hasta el último que llega al lado derecho del profesor.
En un aula con grupos de trabajo, cada grupo puede tener su orden y a la vez un orden para las mesa. Se observa que cuando se respeta la jerarquía natural, en el grupo hay armonía.
Por su parte el profesor puede ocupar la posición marcada con P, para atender a cada grupo.
Cuando un alumno es expulsado, o se ausenta, este vacío debe respetarse, si es ocupado por otro alumno, creará malestar en el sistema y se manifiesta con problemas en el aula.
Durante el curso, por una decisión de la junta de evaluación, decidimos cambiar de sitio a los alumnos. Esto ocasionó varios días de malestar en todo el grupo, todos los alumnos protestaban constantemente. Era porque inconscientemente sentían que habían perdido su lugar.
Las actuaciones que fortalecen la pertenencia en el aula, son aquellas que respetan e incluyen a los países, idiomas y familias de los alumnos.
Por ejemplo:
– Se puede pedir que cada alumno traiga una foto de su familia o que la dibuje y compartirla colgada en la pared del aula.
– Crear un mural con las banderas de los países de origen de los alumnos, etc.
A nivel mental y emocional:
Cuando pasamos lista o nombramos a los alumnos, les estamos dando pertenencia. Al nombrar a los alumnos por su nombre y los dos apellidos, estamos incluyendo a los dos padres. Esto trae mucha fuerza para los alumnos.
En ocasiones los alumnos nos piden que los nombremos por un diminutivo, como los llaman sus padres, Ej: Ricardo, “Richi”. Si hacemos esto, ellos nos identifican con un amigo, o como su padre o madre. Esto nos saca de nuestro lugar y antes o después tendremos conflictos, con él o con su familia.
También puede suceder que los padres estén separados y hayan problemas entre ellos. Entonces, en ocasiones, los alumnos no quieren que nombremos alguno de sus apellidos. ¿Qué podemos hacer?, respetar al alumno, no nombrar el apellido, pero incluir a ese excluido en nuestro corazón y saber que también pertenece al sistema familiar del alumno.
Algunas de las actuaciones que traerán fuerza a los alumnos y al aula, es visualizar a los alumnos siendo abrazados por los dos padres, esta visualización la podemos hacer nosotros, sin que ellos lo sepan, especialmente cuando tengamos un alumno que tiene dificultades.
Yo antes de empezar la clase hago unos ejercicios con los alumnos de Brain Gym (Kinesiología) que duran unos 5 minutos, y entre ellos hago una visualización donde ellos se abrazan a una o dos personas queridas. Yo pongo el ejemplo de que abrazo a mi madre, a mi padre, a mis hijas, en otras ocasiones me abrazan mis dos padres a la vez, etc. La voy cambiando con el objeto de que ellos se identifiquen como hijos con sus padres y se sientan abrazados por ellos como unidad. Sus padres son los mejores padres para ellos.
En varias ocasiones, ellos me dicen, “Antonio, hoy imagina que me abrazas a mi”.
Cuando se plantean actividades que incluyen a todos en el aula con toda su diversidad, esto crea pertenencia. La mayor parte de las actuaciones que hacemos en el aula son acertadas, pero si tenemos clara la intención que esperamos de ellas, los resultados mejoran.
Ahora, despertemos la creatividad de cada uno y desarrollemos actividades que fomenten la pertenencia y la jerarquía en el aula.
Os deseo mucho éxito en vuestro trabajo.
Educando con respeto al servicio del Amor.
Antonio Bueno Juan
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